sábado, 28 de mayo de 2011

“Las reglas de la mara me obligaban a matar a mi marido cuando él quiso abandonar la pandilla”

Afirmaciones así de contundentes escuché durante la charla que mantuve hace unas semanas con dos ex miembros de pandillas o ‘maras’, los grupos delictivos responsables de buena parte de los crímenes que cada día se registran en Honduras. Una realidad más que palpable en el país y sobre la que lees a diario en los periódicos, pero que pese a todo, te resulta tan lejana como desconocida.
Unos minutos con Brenda y Óscar fueron suficientes para abrirme los ojos y descubrir un mundo cruel, absolutamente organizado y reglamentado, y al alcance de cualquier chaval mínimamente vulnerable y sin las cosas claras en la vida. Las maras están ahí, a la vuelta de la esquina, esperando nuevos adeptos con sus garras abiertas.


Pese a que algunas malas (y envidiosas) lenguas insisten en que no pego palo al agua y mi estancia en el país se reduce a fiestas y viajes, hace unos días entrevisté a varias personas beneficiarias de uno de nuestros proyectos que intenta reintegrar en la sociedad a antiguos pandilleros y pandilleras. La clave está en que les ayudamos a, después de un acompañamiento formativo y psicológico, borrar con láser los numerosos tatuajes que llevan sobre la piel.

Y no, no es cuestión de mera coquetería, ni mucho menos, el que se quieran borrar esas marcas. La realidad es que los tatuajes en Honduras son puros estigmas para quienes los llevan: al verlos, todo el mundo los identifica como mareros y personas violentas -aunque ya no estén dentro del grupo- por lo que encontrar un trabajo o llevar una vida medio normal puede convertirse en algo realmente difícil.


Lo primero que me sorprendió al reunirme con Brenda y Óscar fue que su apariencia física no se correspondía en absoluto a la imagen que esperaba encontrarme de unos mareros. Ella es extremadamente tímida, dulce, reservada. A él jamás le vincularías con un entorno violento si le encontrarás por la calle. Si me apuras, pensarías que es el típico ‘pardillo’ del barrio… Pero empezar a escuchar sus experiencias te ubica en su realidad, una muy dura realidad por la que pasaron hace muy poco.

Mientras charlamos, sus hijos corretean por nuestro alrededor. La casa en la que viven en la colonia Nueva Jerusalén -una de las consideradas ‘zonas calientes’ por la policía- es poco más que una chabola prefabricada con placas y trozos de madera, sin cubrir en absoluto las necesidades básicas, pero a ellos se les ve felices. Me gusta salir fuera de la oficina y hablar con la gente, porque esta realidad –también, y desafortunadamente- es la que forma parte de este país.

Su historia bien podría formar parte del guión de una película. Los dos se conocieron y empezaron a salir juntos, pero sin saber uno del otro que ambos estaban metidos en la Mara 18, una de las más peligrosas de Honduras junto a la Mara Salvatrucha (MS). Casualidades de la vida, tiempo después descubrieron que los dos estaban dentro de la misma mierda.


Óscar me cuenta que, con el tiempo, llegó a convertirse en uno de los líderes de la mara en su área, y yo no dejo de sorprenderme. Les pregunto por qué se integraron en la pandilla, y los dos coinciden al señalar que vienen de familias totalmente desestructuradas, en las que no encontraban amor sino todo lo contrario, y que fue ello lo que les llevó a salir a la calle a buscar lo que no encontraban en su propio hogar. Para ellos, la mara era su propia familia.

Es complicado preguntarles por su actividad dentro de la pandilla. A veces responden con evasivas, y otras veces no me dicen toda la verdad, como cuando le pregunto a Brenda por el papel de las mujeres en el grupo. Ella me cuenta que apenas varía con respecto al de los hombres, que cometen el mismo tipo de delitos y que sus roles no son muy distintos. La realidad, sin embargo, es que las mareras suelen convertirse en puros objetos sexuales para el disfrute de los hombres ‘por turnos’. Eso, a no ser que tengas ‘la suerte’ de ser la novia de uno de los líderes de la mara, en cuyo caso tu dedicación a él pasa a ser exclusiva.


Pese a todo, durante la charla van dejando caer, como si tal cosa, algunos de los delitos cometidos durante su pertenencia a la mara. Empezaron con robos y palizas, y acabaron con narcotráfico e incluso homicidios. Les observo mientras lo recuerdan, y veo que su rostro y expresión apenas varía. Óscar, sin embargo, asegura estar muy arrepentido. “Pero, por desgracia, ya no hay vuelta atrás”, dice.

La fe religiosa y una especie de ‘llamada divina’ es lo que suele empujar a la mayoría de mareros a abandonar la pandilla. También lo fue en el caso de Óscar, y en aquel momento, los que habían sido su familia durante varios años se convirtieron en sus peores enemigos. Me asegura que tuvo que soportar palizas por parte de sus ex compañeros durante más de siete horas. Según él, todo formaba “parte del proceso”.

Pero aún me quedaba algo más asombroso por escuchar. Brenda recuerda que cuando su marido decidió abandonar el grupo, las reglas de la mara le obligaban a matarlo. “Lo intenté varias veces, pero no pude”. “¿Perdón?”, le pregunté. No me creía lo que acababa de escuchar. Y me lo confirma. Y su rostro sigue sin mostrar apenas variación mientras me cuenta por qué no fue capaz de sumar una víctima a su listado y desobedecer las reglas de la pandilla. “Ya por entonces teníamos un hijo, ¿cómo iba a matarlo?”.


Hoy, su “nueva vida”, como ellos mismos la llaman, no tiene nada que ver con todo aquello. Ambos ayudan a otros jóvenes que pueden estar en la situación que ellos estuvieron o planteándose entrar a formar parte de una mara. Óscar acude a centros e institutos para hablar con los chavales y abrirles los ojos sobre la cruda realidad que ello supone, porque como él dice, “entrar es muy fácil, pero no tanto salir”.   

3 comentarios:

  1. O.o
    Impresionante. Dónde está publicado el artículo?

    ResponderEliminar
  2. O.o
    Impresionante. Dónde está publicado el artículo?

    ResponderEliminar
  3. Hey, Antuán! Pues aún no está colgado el artículo (aunque algunos párrafos serán mu parecidos a los de este post, claro, je!) xq estamos preparando tb un video, ya te avisaré. Me alegra que te haya gustado, o mejor dicho, impresionado!

    ResponderEliminar